sábado, 2 de enero de 2010

AMOR Y LOCURA

-Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso jugar al escondite ¿Cómo es eso?”Es un juego- explico la Locura-, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto vosotros os escondéis y cuando yo haya terminado de contar, al primero que encuentre ocupara mi lugar para continuar así el juego.

-El Entusiasmo bailo, secundado por la Euforia; la Alegría dio tantos saltos que termino por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar: La Verdad prefirió no esconderse (¿Para que?-dijo-. Si al final siempre me encuentran). La Soberbia opino que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya) y la Cobardía prefirió no arriesgarse.

-Uno, dos, tres…, comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre se dejo caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no conseguía esconderse porque cada sitio que encontrabas le parecía maravilloso para alguno de sus amigos y se lo cedía; que si un lago cristalino, ideal para la Belleza; que si el vuelo de una libélula, lo mejor para la Voluptuosidad; que si una rendija en un árbol lo mejor para la Timidez; que si una ráfaga de viento lo mejor para la Libertad. Así que termino por ocultarse en un rayito de sol. El Egoísmo encontró un sitio muy bueno desde el principio, un lugar ventilado y cómodo…, pero solo para el. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos, mientras la Realidad se escondió detrás del arco iris y la Pasión y el Deseo, juntos, dentro de los volcanes. El Olvido…, no recuerdo donde se escondió, pero eso no importa. Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor no había encontrado todavía un sitio para esconderse, porque todo estaba ocupado, hasta que pronto diviso un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores. _! Un millón!, contó la Locura, y entonces comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza claro, tras una piedra a tres pasos de ella... Después escucho a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología; y a la Pasión y el Deseo los sintió agitarse en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir donde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, salio disparado de su escondite el solo porque había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar, la Locura sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza; y a la Duda la encontró sentada en una cerca sin decidir de que lado esconderse. Y así, uno a uno, fue encontrando a todos los sentimientos y cualidades humanos: al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una cueva, a la Mentira detrás del arco iris… (¡Mentira!: ella estaba en el fondo del océano) y hasta el Olvido, que ya se había olvidado de que estaban jugando al escondite. Pero el Amor no aparecía por ninguna parte. La Locura lo busco detrás de cada árbol, en cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas…Y cuando estaba a punto de darse por vencida, diviso un rosal cuajado de rosas. Emocionada tomo una horquilla y comenzó a mover las ramas, hasta que de pronto se hoyo un doloroso grito: las espinas de una rosa habían herido gravemente los ojos del Amor, cegándolo. La Locura desconcertada, no sabia que hacer para disculparse. Lloro, imploro, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo. Y así es como desde entonces, desde que se jugo por primera vez al escondite en la tierra, el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.


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La primera vez que escuché esta historia fue en mi pueblo, estábamos en fiestas y una compañía venia a hacer teatro ese año. Antes de comenzar con la obra nos contaron una serie de relatos cortos como éste. La verdad es que según lo escuche me emociono porque la chica ponía tanto entusiasmo y tantas ganas en contarlo que transmitía sensaciones. Yo según lo estaba contando me lo iba imaginando a la vez y claro cuando empezó la locura a mover el rosal con un palo, me puse muy nerviosa porque le iba a encontrar, pero nunca me imaginé que podría llegar a cegarle.

Me encanta también porque si después de leerlo te pones a reflexionar, encuentras muchas verdades de las cualidades de los hombres. A mi sin duda una de las que más me gustan es la de la envidia, que se escondió a la sombra del triunfo el cual por sí solo consiguió llegar a la copa más alta que había. A mi esa frase sin duda me hace reflexionar el por qué, por qué siempre que alguien triunfa, que alguien por su propio esfuerzo y sacrificio consigue algo, siempre hay alguien detrás que lo envidia pero que por el contrario no intenta ni superarlo ni igualarlo, si no más bien se limita a seguir detrás de su sombra.
También me gusta mucho la moraleja que trae el egoísmo, el cual se esconde en un lugar cómodo y ventilado el solito, sin ser generoso y dejar a alguien más esconderse con él y finalmente es el que peor parado sale (sin contar al amor) porque al final encuentra su merecido porque se había escondido en un nido de avispas.
Finalmente también es un cuento precioso para reflexionar sobre el amor y la locura. El amor siempre es ciego y la locura siempre va a su lado dándole la mano.

¿qué opinan?

1 comentario:

  1. Realmente creo que el que conto la historia era el amor y que nos ha engañado a todos. El amor no es ciego pero se lo tiene que hacer para no volverse loco. cuando nos enamoramos si que vemos los fallos y los obstaculos pero aprendemos a quererlos y a intentar superarlos. Es cuando no consigues superar esos obstáculos, cuando no consigues apreciar alguna de las características de esa persona cuando el amor decide volverse ciego antes de volverse loco

    Maite

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